Self-portrait, 1962 – LUCIAN FREUD
Hace demasiado calor,
acaba otra jornada de trabajo
y ya estoy de vuelta en casa.
Las noticias de esta anodina tarde
no dicen nada de especial,
pero eso ya no es nada nuevo,
últimamente sólo se repite lo mismo.
Terminaron por fin las Primarias Socialistas
y Leire Pajín proclama a los cuatro vientos
que el Presidente Zapatero no está tocado,
aunque todos piensen en la calle que está hundido;
y el paro en España sube de nuevo
y volvemos a ser más de cuatro millones.
Montilla se decide a firmar el decreto
para convocar las elecciones en Catalunya.
Díaz Ferrán, Presidente de la Patronal, se ve solo y tira la toalla
después de haber dinamitado empresas y puestos de trabajo.
Dilma Rousseff gana la primera vuelta,
con ayuda de Lula, en las elecciones de Brasil;
también Romario y Bebeto, y hasta el Payaso Tiririca,
han logrado conseguir un escaño,
pero eso no es de extrañar si la Cicciolina
y el mismo Berlusconi se han sentado en el parlamento italiano.
Según un Magistrado de la Audiencia Nacional,
la Venezuela Bolivariana sigue alimentando a ETA
aunque Hugo Chávez lo volverá a negar.
Israel va a deportar a Mairead Maguire, la Nobel de la Paz del 76,
por participar en la Flotilla de la Paz.
Los Estados Unidos del Presidente Obama
atacan la frontera entre Pakistán y Afganistán
ante la inminente amenaza de un atentado terrorista
en el sudario de la vieja Europa.
El Vaticano critica la concesión del Nobel de Medicina
a Edwards y Sreptoe, padres del primer bebé-probeta,
lo mismo hizo ya con Galileo por saber mirar las estrellas.
Es tan cansina la tarde con este cóctel de noticias
que casi prefiero encerrarme en mi estudio a escribir
y a escuchar música, a pesar de que siga haciendo calor.
Y me emociono al recordar aquello que cantó Jeff Buckley,
al versionar lo que Cohen escribió hace más de dos décadas:
"Cariño ya he estado aquí antes.
He visto esta habitación y he caminado sobre este suelo.
Solía vivir solo antes de conocerte...
pero el amor no es una marcha victoriosa.
Es un frío y roto aleluya."
El reloj ha pasado ya de la medianoche
y de repente ha comenzado a llover,
el cielo está gris, casi negro y sin estrellas.
De nuevo, cierro mis ojos en el universo de mi silencio
y sólo escucho la voz de Jeff resonando en mi memoria.
Todo, igual que ayer, continúa siendo un frío y roto aleluya.
Versos en cursiva y entrecomillados: traducción de los versos de la canción Hallelujah, versión de Jeff Buckley.