Dormir, 1992 - FRANCINE VAN HOVE
Qué sosiego puro
estar aquí, sin ruido,
recostado al borde
de este espumoso lecho,
y oírte a ti, sin distancia,
danzando tu limpia voz
entre la sublime música
de los cuatro vientos,
y detrás de nuestras bocas
deslizándose una leve
cascada de sombras
que se sumergen en la piel
con un sonar de violines
que parecen responder sí
a lo que tu diáfana voz
enmudece y calla,
y mientras continúo aquí,
con un impávido sudor
que brota en cada suspiro tuyo
y me hace arrullar
en tu ansiada memoria,
contemplando el sonido
de tu silencio ausente
en el olvido.