El Sueño de las Musas (detalle), 1979 - EDUARDO NARANJO
No sólo deseo tu carne
y poder amarte entre
los cerezos.
Quiero ser el río de
pétalos
que perfume tu sangre,
ser plenilunio en la
oscuridad de la noche
y agua pura en
tu garganta reseca,
ser ofrenda y eterno sacrificio
de tus más íntimas
plegarias.
Quiero ser el aliento
enamorado
de incandescentes
cenizas
en el ardor de tus
brasas,
ser la lluvia serena
y el aguacero que
humedezca
tu cuerpo cada mañana.
Sólo deseo ser el compás
de los latidos de tu
corazón.