Meditación (Contemplación), 1904 - PABLO PICASSO
Las nubes huyen entre tus labios
y se tornan pájaros de fuego,
regresan desde el infinito
y anidan en la arboleda de mi cuerpo.
Yo no sé si quedarán más senderos
por los que pueda adentrarme en la noche,
a pesar del viento y del aguacero,
en busca de la luz del alba.
Tampoco sé si los árboles
verterán nueva savia, como palabras
sobre los interminables eriales
donde ahora crece el silencio.
Solo sé que continúo respirando el secreto
dormido de las amapolas sobre las almohadas.
So sé que permanezco aquí, perdido
en el jardín prohibido de tu cuerpo.