Mecánica imperfecta, 2001 – ORFEO SOLER
Cada palabra hiere como una amenaza,
casi como el desprecio anclado
en el tiempo que dejó de existir,
como un sueño de colores
pintado en blanco y negro
sobre los labios del amanecer.
Cada silencio abrasa la sangre,
como el beso que agoniza,
casi como una caricia arrullada
en el gesto que no termina de crecer.
El silencio es una herida amarga,
como la crónica de una larga muerte.