Aire, 1999 - MUÑOZCOLOMA
Las mariposas de la noche
vuelan siempre en el alféizar del olvido
y se estremecen con el eco del viento,
que rige el destino de las sílfides
al llegar el equinoccio de primavera.
Aquí donde crecen las acacias
y los olmos dan sombra a los sueños
en un ritual de silencios y palabras,
donde se guarda el hechizo de las hadas
bajo un cielo azul estrellado,
donde planea libre el éter del aliento
entre un océano de campanas de cristal.
Las mariposas regresan siempre al alba
sobre las finas aristas de un tornado,
que con sigilo transforma en huracán
el horizonte perdido de la memoria.