Tchin Tchin, 2007 - FRANCINE VAN HOVE
Los labios del aire se abren en la noche
para pronunciar palabras de un lenguaje
que nunca acabará de nacer.
que nunca acabará de nacer.
Se rompen los párpados de la luna
para derramar un río de lágrimas
que corre por nuestro desnudo cuerpo,
como lo hace la luz de la mañana
en los ojos de la nueva aurora.
Bebemos de la fuente del silencio
de la que emergen todos los versos,
y nuestra piel calada de ausencia
se ruboriza en la oscuridad.
Se nos incendia el alma
en la soledad de la madrugada
y nuestros cuerpos se hacen océanos
cuando llega el alba.