El Hombre ante el infinito, 1950 - RUFINO TAMAYO
La senda de ultramar,
aquella que se alza
dentro del infinito
sobre las ruinas
de todas las Ítacas
que voy dejando atrás,
la misma que emerge
de las glándulas del océano
y surge como una ofrenda
a cada golpe de remo
en las gotas de sudor
de mis endebles brazos,
aquella que centellea
con el trémulo latido
del potente trueno
en el altar del ocaso
es la verdadera patria.