Relojes blandos en el momento de su primera explosión, 1954 - SALVADOR DALÍ
Siempre somos
esclavos del tiempo.
Nos pasamos la vida
conjugando verbos,
palabras, silencios,
naciendo desde el ayer
para aferrarnos al presente.
Cuando alcanzamos el futuro
lo recogemos ya casi muerto,
y se nos quiebra entre las manos
como un delicado jacinto
a punto de florecer.