La estación de ferrocarril de Perpignan, 1965 - SALVADOR DALÍ
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A mi gran amigo Paco Alpresa,
muerto cuando comenzaba a vivir.
A un veintitrés de raíles,
que ha dejado en mí
que ha dejado en mí
siempre algo muerto.
A nuestra sangre,
a nuestro cerebro.
A nuestro amor,
a nuestros sentimientos.
A nuestras cenizas,
a nuestra existencia rota.
A tu memoria.
A nuestra sangre,
a nuestro cerebro.
A nuestro amor,
a nuestros sentimientos.
A nuestras cenizas,
a nuestra existencia rota.
A tu memoria.