Dánae, 1907 – GUSTAV KLIMT
Esbozo tu etérea sombra
en el espejo de mi boca
e imagino que te tengo entera,
sin nada que te ate a ti,
aquí, a mi lado.
Te pienso en la medianoche
y en la madrugada aún sin florecer.
Te siento en el cenit del mediodía
y cuando el día comienza a eclipsarse
cierro mis oscuros ojos y percibo tu luz,
iluminando la umbría tarde de mi retina,
y logro asirte entre mis dos brazos
para recorrer tu piel de aire desnuda.
Te dibujo y te modelo con mis manos,
doy forma a tu pecho como nidos de pájaros,
tu vientre se germina de arcilla
y nace el sueño cuando ya eres real,
hasta que de nuevo tu ausencia
se hace frío aliento entre mis labios.