La piel se resquebraja
con este sol de medianoche,
hasta fracturarse entera
y aflorar a la superficie
todo el caudal de sangre
que corre por las venas.
Miles de galerías
de humo, hielo y agua,
se cruzan en los espejos
del corazón y del cerebro,
y en las pupilas dilatadas
se quiebra nuestro destino.
El sueño se hace fuego
dentro de nuestros cuerpos.
El fuego vuelve a hacerse noche
en la madrugada de tu piel.
Mi alma siempre ardiente
se hace lirio en tu mañana.