Music I, 1895 - GUSTAV KLIMT
Los pétalos de los girasoles
están resignados a morir de amor,
cuando Rubinstein interpreta a Chopin
al llegar cada puesta de sol.
También los lirios azules
terminan estremeciéndose de frío,
si se descubre el crepúsculo
y en sus entrañas se abre el vacío.
Sólo las nevadas magnolias
saben esperar ese instante preciso
que, aunque siempre es efímero,
late en el ardor de la memoria.