Adagio, 1903 - NÉSTOR MARTÍN-FERNÁNDEZ DE LA TORRE
Anochece y me acerco a tu lecho,
deslizándome entre las sombras
cegado por la luz de tus senos
y por la fuente de tu deseo.
Reposo en tus pupilas
y buceo en el océano de tus manos
mientras transito tu piel desnuda
con la huella de mis labios.
Ardo en la cavidad de tu cuerpo
y se incendia mi cuerpo sin rubor
al abrasarme entre tus suspiros
cuando se aproxima la aurora.