Omni tempore nº13, 1994 - AMELIA RIERA
Desaparecieron las huellas.
Ya no vemos las sombras
entre los estambres de los cuerpos.
Miramos atrás y ya no hay memoria.
No poseemos más lenguajes,
ni hallamos nuevos silencios
donde de nuevo refugiarnos.
Solo nos queda el tiempo,
y nosotros mismos
para poder encontrarnos.