Paisaje volcánico, 1993 – MIRÓ MAINOU
El fuego era rocas
discurriendo bajo las aguas
y bajo las rocas
y bajo las aguas
corría mi cuerpo
en busca de tu alma.
Y el fuego
se hizo espumas
sobre las olas blancas
del océano infinito
y se clavó con fuerza
en tu mirada de nácar.
Mi cuerpo desnudo
atado ya a tu alma
se volvió roca
y tu alma
a mi cuerpo ya atada
se hizo agua.
Y desde entonces,
cuerpo y alma,
rocas y aguas,
duermen en el fondo
del oscuro océano
formando otra colada.