Florero con amapolas rojas, 1886 – VINCENT VAN GOGH
Ya sé que entonces
el aire no olerá a almendros.
Sé que no florecerán los cerezos
de nuestro jardín de sueños,
aunque nosotros sembremos
al llegar cada anochecer
los senderos de este océano
que nos une y nos separa.
Sé que quizás es una ilusión,
una simple posibilidad,
acaso una tierna quimera,
pero es tan hermoso sentirlo,
esperarlo, creerlo, soñarlo contigo
cuando las luces del mundo
se apagan en la soledad de la noche.
Sé que ese momento está distante aún
y sin embargo puedo tocar tu nombre,
tu piel con la punta de los dedos,
y con una flor entre mis labios
ya te estoy esperando.