Perro Raya y la Noche, 2002 - JOSÉ HERNÁNDEZ
Se nos rompió la noche
y nos quedamos desnudos
en medio del frío silencio
de aquel campo de amapolas,
esperando a que la luna
volviera a proyectar su sombra
sobre los melancólicos ojos
del unicornio azul.
Se nos rompió la noche
y, casi sin darnos cuentas
o tal vez sin pretenderlo,
encerrados en nuestra sangre
y en nuestro propio lenguaje
de sueños indescifrables,
ya había pasado la vida entera
bajo las heridas de nuestra piel.