Vértigo, 1930 – SALVADOR DALÍ
El tiempo implacable
con su despiadada rutina
nos liga y desgarra desde dentro,
nos distancia de la realidad
y nos macera entre las tinieblas.
Gritamos y no nos escuchan
porque moramos en el vacío,
sin sonido, sin nuestro propio eco,
solo con el feroz vértigo
de nuestra propia soledad.
Nos cegamos a plena luz
y hasta las palabras más simples
se amalgaman con los silencios,
y ya no crece nada en este desierto,
nada sino sombras, vacío y vértigo.