“Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.”


JORGE LUIS BORGES

jueves, 18 de septiembre de 2008

En el umbral de mi retina


Reflejos, 1987 - JAVIER CLAVO


Detrás de las puertas del jardín olvidado,
en la penumbra gris de la memoria,
crecen las pálidas azucenas y las inmensas acacias
bajo las que copulan un sortilegio de desnudos
que desprenden un profundo olor a azufre y ceniza.

El calor del mediodía
revienta la piel morada de los pétalos heridos
y envuelve con sudarios los cuerpos temblorosos,
que se agolpan en los túmulos
y fermentan en las riberas de las fuentes de mercurio,
mientras una luciérnaga eyacula sobre un girasol de fuego.

Al caer la tarde,
cuando la huella de la luz fugitiva
se desliza hacia el vacío de la densa noche
y se desangran las flores
cortadas con el cuchillo del reflejo de la luna,
un manto de nieve tibia se derrite en el umbral de mi retina.

7 comentarios:

  1. Sublime el umbral de tu retina

    y lo que capta en la fugitiva

    sandalia del tiempo y del vacío

    Tremendas imágenes del asesino

    cuchillo de la luna y la noche

    que todo lo corta,Un derroche

    imponente nos brindas

    de tu tremenda retina!

    ♥♥♥besos♥♥♥

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  2. Habituales compañeros de viaje la memoria y el deseo. Hermoso y desgarrador. Un abrazo.

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  3. Al caer la tarde,
    cuando la huella
    de la luz fugitiva

    Así de fugitivo me quedo con tus versos, saludos un abrazo...

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  4. Odas a tu retina, que deja que se cuele el alma en cada poema.

    Un abrazo.


    MaLena

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  5. sublime y desgarrador. Se instaló en mi retina y me llegó con la preciosa música del piano. Un saludo!

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  6. Hoy tu poema es un jardín, iluminado por tu mirada.
    Así que me dispongo a pasear ampliamente por él, para calmar mi espíritu.
    Mi admiración y mi respeto, poeta.

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  7. A todas y a todos

    Aunque la nieve se derrita
    en el umbral de mi retina,
    siempre perdurará en la memoria
    mi gratitud eterna
    por darme un trozo de cada uno.

    Un abrazo lleno de gratitud

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Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.