No queda
más
que
levantarse
para ser
camino
de mis
olvidos
y mis
recuerdos,
de tu
realidad
y tus
sueños,
de mi vida,
de nuestro
destino,
de mi
propio miedo.
Levantarse
para ser
muelle
que abrigue
tus abrazos
y tus
sonrisas,
para ser
de tus
lágrimas
el
estuario,
para ser
ribera
de nuestro
océano.
Levantarse
para ser
humo
de tus
brasas,
para ser
suspiro
en el
viento
de tu
cuerpo
y roca
firme
de tu
asiento.
No queda
más
que
levantarse
y ser
cómplices
en cada
momento
de
nuestra existencia.
Hoy llegué náufrago al mar de tus versos, volveré a nado solo por leerlos.
ResponderEliminarSaludos.