Caracol, mujer, flor, estrella, 1934 - JOAN MIRÓ
Comienza la puesta de sol
en la penumbra de la retina
y se van apagando las estrellas
en el cauce de esta vida.
Hiere la luz de este amanecer
en la noche eterna de mi herida
y supuran los versos de un poema
que solo huele a silencio.
Tu poesía tiene fuerza suficiente para crear amaneceres bellos, a pesar de todas las heridas.
ResponderEliminarUn abrazo Noray
cada cosa en su lugar, las penas y las glorias y de ese silencio, quizá la mas grandes de las victorias.
ResponderEliminarsaludossss Noray
Mi querido Noray antes de llegar al final de tan exquisito poema ya sabia que iba a comentar... pero la ultima estrofa casi que me gana de mano...
ResponderEliminarHiere esa luz cuando no nos espera nada en ese nuevo amanacer... pero estoy segura que siempre encontramos en cada nuevo dia algo bonito para agradecer... incluso, los silencios!!!
Besos a tu alma y perdon por mi ausencia!!!
El amanecer desvela el silencio de la noche…
ResponderEliminarMe gusta.
Un abrazo, maestro.
Todos los amaneceres son distintos con sus luces y sombras.. nunca sabremos lo que traerán hasta que de nuevo se oculta el sol. Y la vida sigue.
ResponderEliminarUn abrazo.
claro que la luz hiere, es como un bisturí en la carne de las emociones
ResponderEliminarpero necesario para quitar lo que nos pudre en oscuridad
besos y buena semana
Hiere la luz, hiere tu herida de la que brotó un poema tan bello.
ResponderEliminarBesos, Noray.
Nunca jamás hiere la luz.
ResponderEliminarPueden herir las sombras.
...
Bendita la luz de algunas miradas sinceras al amanecer.
ResponderEliminarQue la luz
ResponderEliminarno hiera los ojos
por más que aparente negro
que sea energía, que sea vida
hasta en el silencio.
Toda la luz en un abrazo.
Nunca la luz puede herir a un corazón, si puede sentir la herida en silencio bajo las sombras de la noche… pero siempre hay un amanecer que nos da vida.
ResponderEliminarUn saludo