Dentro de mí existe otro yo
que tiene vedada la cólera y la ira,
otro yo más íntimo, que soporta el lastre
de tener que guardar la nieve de ningún invierno
y el tosco latido de mis arterias
en el eterno laberinto que conduce al limbo.
Existo en otro yo mutilado y yermo,
que rema contracorriente sobre un mar de corimbos
para alcanzar el canal poliédrico de tu corola,
donde mis estambres solo son la plegaria
que se injerta en las cicatriz de tu fuente.
Vivo en otro yo, en el interior de esta barda,
a medio camino entre el rito y la liturgia,
entre la vida y la muerte,
inmerso en el espasmo apocalíptico
de amontonar los jirones de piel de cada batalla
que flotan a la deriva en el fuego del océano,
donde fraguo sin cesar las lágrimas de mi memoria.
Todos más o menos vivimos en otro yo, cambiando nuestro carácter, nuestra manera de estar, cuando no encontramos salida, cuando vemos las cosas con niebla, cuando estamos preocupados, y sumergidos en la profundidad de la niebla.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un beso.
Las lagrimas de mi memoria¨
ResponderEliminarPoema excelente como nos tienes acostumbrado...
saludos un abrazo fraterno
Querido Me has dejado un espasmo frenético en mi otra piel, Realmente precioso !!!
ResponderEliminarAdmiro sobremanera tus escritos
Querido poeta,
ResponderEliminarme has dejado un espasmo frenético de increibles sensaciones en mi otra piel, esa que te siente aunque no te ve, que te admira que suspira por tus hermosas letras.
un beso enorme.
Esperandote siempre
Al otro lado del deseo
Cuando se tiene una personalidad tan rica como la tuya, un único yo no basta. Je, je, je.
ResponderEliminarMe quedé con ganas de más esta mañana y por eso volví ahora.
En tu Noray me siento en casa, me siento a gusto.
Un abrazo.
Tu otro tú...
ResponderEliminartan lleno de luz
Tan triste y hondo
que socava el fondo
del ilimitado amor
Me dejas hoy,
más cercana y distante
de tu alucinante
y generosa manera
de querer poética,
desgarradora,
generosa,inmensa
y conmovedora.
♥♥♥besos♥♥♥
"inmerso en el espasmo apocalíptico
ResponderEliminarde amontonar los jirones de piel
de cada una de mis batallas"
Creo que yo también he vivido en ese otro yo. Es bueno salirse de uno cada tanto. Formidable y majestuosa poesía, un gusto conocer tu casa. Abrazos.
Que tu otro yo te siga dictando las rimas de tus versos con los que amanecemos...
ResponderEliminarCada vez me gustan más tus metáforas y cada vez percibo mejor a tu otro yo, con un dejo de tristeza que me provocan ganas de abrazarte.
ResponderEliminarSé feliz, querido poeta.
BACI, STEKI.
El otro yo, Mario Benedetti
ResponderEliminarSe trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañama siguiente se habia suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas.
Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
Saludos Noray mis respetos y abrazos fraternos, te he dejado algo en mi blog, si puedes ir por el sería agradable para mi, no sé mucho de esto es la primera vez que me lo entregan y de igual manera entregarlo a otros bloggers.
ResponderEliminarsaludos un abrazo solidario
Quizás esa dualidad en que vivimos y existimos sea debida a lo que escribes en el encabezamiento a los comentarios:
ResponderEliminar"Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno".
Y acabamos hablando, para vivir intensamente -como decía A. Machado- con el hombre que siempre va con nosotros.
Abrazos.
Vives en otro tú ¡si! pero solo hay que darse la vuelta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que curioso, el nombre de mi blog, se realciona con tu poema "en su mente". Cuando lo inventé lo hice porque generalmente me gana esa otra que se ha hecho con el tiempo y las penas, pero hay una que yo era y soy, una más inocente y buena que se enconde y le cuesta aparecer.
ResponderEliminarMe quedaré definitivamente, porque amo la poesía, porque amo esta música.
Un abrazo desde Chile.
Ha sido un gusto encontrar tu hábita.Un placer encontrar " tus dos" - que ha esta altura ya sabemos, " que somos uno ". Volveré a encontrarme con ambos.un abrazo
ResponderEliminarNoray: jirones de cada batalla y memoria doliente, dos imágenes tan fuertes y completas.
ResponderEliminarTu en un solo tú, no podrías detener esa sensibilidad visceral que se apropia de tu identidad y se desdobla.
para ser quienes somos, los poetas frecuentemente nos valemos de otras identidades.
Te felicito, muy conmovedor.
Besotes
A todas y a todos
ResponderEliminarVivo en otro yo,
a veces soy sólo uno,
otras soy dos,
otras muchas soy
hasta un millón.
Vivo en mí
y en mi otro yo,
soy yo
y soy tantos
que ni los conozco yo.
Vivo en otro yo,
incluso siendo tú
y él, y vosotros y ellos,
siendo todos
llego a ser yo.
Vivo en mi
y en mi otro yo,
pero todos
y cada uno de los yo
somos el mismo.
Un abrazo