El rompido, 2001 - SOLEDAD SEVILLA
Aún se escuchan sus bramidos
Las paredes quebradas lloran,
bostezan sus vestidos blancos.
Dentro de nada estarán agonizando.
Sus rostros demacrados,
extremadamente blancos,
casi sin silueta, se estremecen y rompen.
Aún se escuchan sus bramidos
en las negras noches de luna nueva,
invadiendo cada uno de los rincones.
Sus mustias voces, henchidas de polvo,
casi inexistentes,
dejan un leve vaho de eco
disperso por el aire.
Sus cuerpos están ya mutilados,
desde sus huecos ojos
hasta sus putrefactos
y malolientes labios;
desde su mano izquierda,
antes glorioso estandarte,
hasta los surcos de las huellas de sus pies,
paso firme en el pasado.
Todo se acaba,
acaso todo llegue a su fin
con el principio de la muerte
en el silencio de la noche.
Se escuchan los gritos,
los lamentos, los llantos.
Todavía, a lo lejos,
resuena el eco.
que haya palabras como las tuyas antes del principio de la muerte...
ResponderEliminarhermoso, amigo mío
un abrazo
Tremendamente bello
ResponderEliminarrico desbordante de
imágenes y sentidos
de carne y espíritu
Cómo me gustaría
que fuese mío!
♥♥♥besos♥♥♥
Veo que en el post anterior tienes una amapola, un saludo.
ResponderEliminarDescribes la muerte en su indignidad de podredumbre de una forma que acongojas. Un magnífico poema para explicar el fin, lo que termina, lo que se rompe, lo que acaba.
ResponderEliminarEl paso del tiempo, la llegada de la dama negra, de lo inevitable.
ResponderEliminarHacer poesía de la muerte tiene mucho mérito, porque no es una imagen fácil.
Pero para ti no hay horizontes inexplorados, así que mi enhorabuena.
Eso sí, aleja de ti tan funestos presagios y escribe mejor a lo blanco y no a lo oscuro. Je, je, je.
Un abrazo enorme.
Camille
ResponderEliminar...¿O quizás esté en la muerte el principio?...
Un abrazo.
Mía
ResponderEliminar¡¡¡Es tuyo, si ese es tu deseo!!!
Un beso.
Amapola
ResponderEliminarGracias por fondear en mi bahía y amarrar en mi noray. Es un verdadero placer.
Un saludo.
Ignacio
ResponderEliminarComo escribí un poco más arriba, quién sabe si con la muerte se inicia otra forma de vida.
Un abrazo.
Alatriste
ResponderEliminar¡Escribo a lo blanco! ¿Acaso no son blancos los sepulcros? :-)
Un abrazo.