La mujer estrangulada, 1870 - PAUL CEZANNE
Este atardecer se desangra
en las aceras de todos los
mares.
Puñales asesinos,
manos de amor vacías,
razón sin razón,
ojos sedientos de sangre,
corazón negro de espinas,
animales llenos de rabia…
y en las aceras de todos los
mares
se desangra otra luna lila
en aterradora soledad.
En este atardecer de luz, mientras
escribo,
en algún lugar de la sombra,
otra luna rota
estará ardiendo en el espejo
de un cuchillo de plata.
No aguanto el silencio cómplice,
ni el exterminio de esas azucenas
que se sajan antes de
florecer.
No quiero seguir viviendo
entre esta niebla de
cadáveres,
que me ahoga las entrañas
de dolor e impotencia
en este infinito vacío.
Continúo rebelándome
a que mañana, quizás esta
noche,
muera otra luna nueva
y de nuevo se apague la luz
entre las cenizas de mi
alma.
Ni una muerte más callada.
ResponderEliminarni una muerte más sin rabia.
Por cada mujer muerta a manos de un hombre, volvamos a decir Ya Basta.
Seamos valientes y hagamos visible nuestro rechazo.
Un beso
Tus letras desgarradas y Puccini en la voz de María me hacen llorar.
ResponderEliminarEs tremendo el tema de la violencia, tremendo.
Un fuerte abrazo poeta.
MaLena.
Todos nos rebelamos desde tus sentidos versos, amigo.
ResponderEliminarNi una más.
Un abrazo.
me rebelo contigo
ResponderEliminaracompañado del poder y el sentir de tus palabras
un abrazo
Se puede decir más alto, pero no más claro. Lo que me maravilla es que hasta de temas tan delicados, sepas hacer poesía, en este caso para denunciarlos.
ResponderEliminarEn esta lucha, como en cualquiera en la que tú estés al frente, me tendrás de tu lado, Noray.
Ahora y siempre, gritemos: NO A LA VIOLENCIA.
Un abrazo, mi valiente amigo.
¿Cómo es posible fabricar belleza del horror? Sólo una persona con tu exquisita sensibilidad puede hacerlo, amigo.
ResponderEliminarNi una muerte más. Ni una.
Un beso dulce desde Cádiz,
B.
Sasian
ResponderEliminarPero no basta, tenemos que ponernos en marcha. Sólo uniendo nuestras fuerzas podremos parar esta barbarie sin sentido.
Querida Malena
ResponderEliminarLo último que quiero, desde mi humilde noray, es hacerte llorar. Si es así, dejaré de escribir con estos argumentos y suprimiré la música de Puccini. Tú tienes derecho a ser feliz y yo no soy nadie para impedírtelo.
Un beso.
¡Alma grande!
Ybris
ResponderEliminarNi una más,
y son miles,
son miles
en una caracola
de negro nácar.
Ni una más,
y son millones,
en todo el planeta
con las miradas ciegas
y los corazones de humo.
Ni una más,
y yo,
y tú,
y él,
y nosotros,
y vosotros,
y ellos,
seguimos vivos.
Un abrazo maestro
Camille
ResponderEliminarGracias. Sólo así será posible acabar con esta eterna lacra de la humanidad.
Un abrazo.
Alatriste
ResponderEliminar¿Cómo no utilizar la poesía para intentar acabar con esta vergüenza atroz? Como decía el gran Gabriel Celaya, la poesía es un arma cargada de futuro.
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
Un fuerte abrazo.
Guinda de plata
ResponderEliminarBelleza es la que escribes tú cada día, yo, por mi parte, sólo quiero que cese este eterno dolor que llevo dentro. ¡Quizás sea un egoista!
noray...
ResponderEliminarUnirnos si y gritar
tú la voz del dolor
en la bandera de tu poesía,
nosotros,encarnadas rebeldías
al paso del injusto arrebato
que se sigue produciendo día a día!
Andando pues y a vencer
este horrendo fenómeno,
que no deja de crecer!
♥♥♥besos♥♥♥
Mía
ResponderEliminarNo es hora
de silencios,
ni es hora
de palabras.
No es hora
de gritos,
ni es hora
de rabia.
Es hora,
como escribió
Gabriel Celaya,
de tomar partido
hasta mancharse.
Un beso.
Mi querido poeta, como mujer y poeta, gracias por la belleza de tu poema!!! cuantas palabras armoniosamente ubicadas para protestar dulcemente contra la violencia...
ResponderEliminarUn abrazo
Claudia Isabel
ResponderEliminarNo me des las gracias. Es un deber moral y, sobre todo, una necesidad que llevo dentro. Creo que, después de haberle contestado a Mía, sobra cualquier aclaración más.
Es hora,
como escribió
Gabriel Celaya,
de tomar partido
hasta mancharse.
Un abrazo.
Como mujer, gracias por este post..
ResponderEliminarNi una más...
besos