El poeta, 1911 - EGON SHIELE
Cuando la poesía me traiciona
con una cornada quemante
y me empuja con el lastre
de la tristeza y de la nostalgia
a la complacencia.
Cuando el destino me presagia
un acerado silencio,
amarrado al coriáceo cordel
de mi nocturno hangar.
Cuando la cortante corazonada
me precipita al vacío,
arrebatándome tu tiara
de granate engastada.
Cuando regreso hastiado
de un día de ausencia,
siempre me abandono
a la tregua.
Cuando la poesía me traiciona
con una cornada quemante
y me empuja con el lastre
de la tristeza y de la nostalgia
a la complacencia.
Cuando el destino me presagia
un acerado silencio,
amarrado al coriáceo cordel
de mi nocturno hangar.
Cuando la cortante corazonada
me precipita al vacío,
arrebatándome tu tiara
de granate engastada.
Cuando regreso hastiado
de un día de ausencia,
siempre me abandono
a la tregua.
Cuidado con las treguas, tienen ojos de Medusa.
ResponderEliminar(Precioso blog el tuyo)
Gracias por dejar tu comentario. Tendré cuidado con los ojos de las medusas.
ResponderEliminarA veces el alma necesita una tregua, quedar unos instantes adormilada.
ResponderEliminarCoincido con Sintagma; tus poemas son preciosas gotas de lluvia.
:)
Muchas gracias de nuevo Malena. Gracias por sentir que mis versos son preciosas gotas de lluvia, es una bella imagen.
ResponderEliminarMi alma casi siempre está en tregua, otra cosa es mi cerebro.
Un abrazo.
Mi querido amigo, tus texto invaden todo lector, si Malena ha pasado es el mejor testigo que no estoy equivocado. Bueno, bello y con una claridad meridiana. Acompaño mi saludo abrazado con Malena, siempre nos abrazamos para las cosas bellas. Te saludo amigo, y perdón por la falta de constancia en mis visitas.
ResponderEliminarGracias Juan por acompañarme en esta singladura. Es un verdadero honor que recales de vez en cuando en el noray de mi muelle.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
(De tanto decirme que los versos son buenos, terminaré creyéndolo).