Epitalamio, 1909 - NÉSTOR MARTÍN FERNÁNDEZ DE LA TORRE
Sutil Himeneo de arrogante espada,
ungido con el elixir de los jazmines
en esta liturgia de esperanza.
Grácil Venus, que engalanas con floridas guirnaldas
el cortejo nupcial de desnudas vírgenes,
que alumbran el tálamo de auroras enamoradas.
Sutil Himeneo, que mueres en sus senos con tus labios de marfil
y te hundes en el ritual de gozo y gracia
cuando bebes el néctar de lágrimas de cristal.
Grácil Venus de suave apostura,
que perfilas una sonrisa en tus rosáceos labios
y colmas de besos el alma de tu amado.
Sutil Himeneo vestido de luz, que ciñes con tus manos
que alumbran el tálamo de auroras enamoradas.
Sutil Himeneo, que mueres en sus senos con tus labios de marfil
y te hundes en el ritual de gozo y gracia
cuando bebes el néctar de lágrimas de cristal.
Grácil Venus de suave apostura,
que perfilas una sonrisa en tus rosáceos labios
y colmas de besos el alma de tu amado.
Sutil Himeneo vestido de luz, que ciñes con tus manos
el encarnado placer de la ofrenda
en esta boda de sangre.
Grácil Venus, que nadas en el espejo de plata
de tu olvidada memoria
y regresas con cánticos a mis versos de azules alondras.
Grácil Venus, que nadas en el espejo de plata
de tu olvidada memoria
y regresas con cánticos a mis versos de azules alondras.
Sutil Himeneo de arrogante espada,
vierte tu corona de estrellas escarlatas
en la dulce corola de tu fiel amada.
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Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.