Luis, siempre estarás en mi corazón. Gracias por tanto.
Tendré que aprender a escuchar tu voz
en el rumor del viento de primavera,
cuando mece la hierba del paraíso
en el silencio del atardecer.
Alumbraré la noche con tu memoria
hasta que se desangre la piel del día
y de nuevo vuelvan a florecer los lirios
entre las espinas del corazón.
Continuaré necesitando tu luz
para seguir viviendo entre tanta sombra.
Es un dolor terrible el de la pérdida de alguien que se quiere, pero, con el tiempo, se vuelve un recuerdo dulce.
ResponderEliminarUn saludo.