Relojes blandos,
1933 - SALVADOR DALÍ
Los secretos casi siempre
se guardan en el corazón
bajo siete llaves.
Hay secretos que sólo
pueden enhebrarse a solas
en el agujero de la noche,
cuando se paran en seco
las manecillas de los relojes,
cuando los ojos se clavan
en el cristal de la ventana,
y la memoria naufraga
entre un carillón de imágenes
que nunca llegan a ver la luz.
Hay secretos inconfesables,
que a pesar de ser sombras
son mucho más feroces
que la propia muerte.
Sé que aunque le esté ganando
la batalla al tiempo,
cada día es tiempo de recomenzar.
Sé que todos los relojes
marcan la misma hora a destiempo.
Sé que cada instante
es un simple latido
y en cada latido
me juego la eternidad.
siempre una delicia leer tu poesía Jose
ResponderEliminarfelicitaciones
bss
Siempre hay un instante
ResponderEliminarpara sacarle un simple latido al tiempo.
Me ha gustado mucho.
Un gran abrazo
Mi querido Jose, tu poema me ha dejado un profundo desasosiego, una tristeza que se viene a sumar a la mía propia. Es tremendamente duro y tierno a la vez. Esos secretos inconfesables que se enhebran a solas en el agujero de la noche... me dejan muy mal. Un beso fuerte.
ResponderEliminarGracias por estar y recrear el alma
ResponderEliminarcon tu poesia.
Un abrazo amigo