Desnudo, 1966 – CRISTINO DE VERA
Ya es tarde para
la espera.
El latido de la
noche emerge
entre el murmullo
de la piel.
Lentamente voy diluyéndome,
Lentamente voy diluyéndome,
como un antiguo
recuerdo,
en el diapasón de
la memoria.
A partir de mañana comenzaré
a enhebrar la luz de tu cuerpo
a enhebrar la luz de tu cuerpo
en el collar de
mi olvido.
Ya no habrá más
ausencia.
El rocío ha
muerto al alba
sobre las rosas de
otoño del jardín.
Cuanta fineza y dolor de carne y alma...
ResponderEliminarTe leo y me estremezco.
Un abrazo
De una sensibilidad
ResponderEliminarexquisita.
Un gran abrazo
Cuánto me alegro de haber llegado a este espacio tuyo, José A.!!!
ResponderEliminarAmor, dolor... en un poema delicado que emociona.
Un saludo!!!!
Me has retuiteado, te he encontrado y ahora recuerdo tu blog. Eres un histórico, ya me acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue con la palabra, por favor.
Que mejor poema que al cuerpo desnudo, en que cada trozo de piel enhebra un verso.
ResponderEliminarTú y tus maravillas iluminan tus silencios
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