“Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.”


JORGE LUIS BORGES

jueves, 28 de abril de 2011

Reverso del Díptico de San Juan y la Verónica, 1483 – HANS MEMLIN

Solo queda un rastro
azul de mar oxidado
en el cáliz inmaduro
de tu cuerpo desnudo
y bebo, sorbo a sorbo,
con extrema lentitud,
los rescoldos de luz
que surten
bajo
la piel
del olvido.

14 comentarios:

  1. En ese olvido navegamos popeta..

    Siempre me es grato visitare..



    Un abrazo
    Saludos fraternos..

    Que el fin de semana sea de los mejores..

    ResponderEliminar
  2. Pues ese “cáliz inmaduro” me gusta un montón. Me parece un poema estupendo, enhorabuena.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. es un caligrama muy sensual, beber el calíz del olvido juvenil es a veces una trampa que repetimos


    besos

    ResponderEliminar
  4. El cáliz de la vida tiene, a veces, un trago amargo. Abrazos.

    ResponderEliminar
  5. Un cáliz perfecto
    en la forma
    y en el verso.

    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Que bello beber de tus letras...

    ResponderEliminar
  7. con forma y figura, nada que decir, siempre sensato para intensificar los bordes y tus letras.

    ResponderEliminar
  8. Preciosas palabras, muy sutiles y sensuales. Parece casi que leía a traves de una gasa de tul.

    ResponderEliminar
  9. "Bajo la piel del olvido". Buen caligrama.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Grial que ya nadie busca...

    Saludos y un abrazo.

    ResponderEliminar
  11. Muy creativo.
    Espléndido contenido dentro de un ingenioso cáliz.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  12. Forma y fondo que se complementan como siempre nos tienes acostumbrados.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  13. Hermosos tus versos.

    Un placer para los sentidos acompañarlos por la Dulce Pontes.

    ResponderEliminar
  14. Bull l’escuma verge
    crepitant bombolles de mar
    oxigenat
    i piquen com elixir
    d’eterna joventut
    en el teu cos nu decadent,
    de temps madurs,
    de petons ancorats
    als plecs de la pell,
    testimonis muts
    de tants records,
    que semblen reflectits
    en cada gota de mar
    dipositada
    sobre la bruna epidermis
    com part d’un immens mosaic
    que des de lluny
    m’evoca un tardà oblit.

    ResponderEliminar

Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.