Boat in desert, 2007 - EUAN McLEOD
Está llegando el otoño
con las primeras hojarascas
sobre el suelo de la alameda
y acaso sea la primavera austral
la que continúa despuntando el verde
entre las estrellas del jardín de mi retina.
Yo navego a contracorriente
con la piel y el corazón abiertos,
a solas conmigo mismo cada anochecer
y siempre a mitad de este océano
que separa y une a la vez
a la vieja Europa de América.
Comienzo una vez más
a despertar de mi propio sueño.
Me miro al espejo desierto
y desanudo entre mis manos
todos los otoños y todas las primaveras
que jamás he logrado vivir junto a ti.
Así navegamos todos entre estas estaciones que ya no significan nada.
ResponderEliminarBesos.
Ese océano que une y desune lo conozco bien, Noray, como esos otoños y primaveras que cada uno mira desde su orlla, así que este poema no me deja indiferente.
ResponderEliminarAbrazos
seamos toda agua Poeta
ResponderEliminarlo que está arriba es igual a lo que está abajo
abrazo
En eso estamos muchos, aunque vayamos por otros caminos...
ResponderEliminarBesos grandotes
Así, Como Elisa habla del agua con gusto, seamos, pues agua conformamos, adentrárnos en el agua océanica, nos lleva en instante a tocar todas las orillas,,,pasadas,,,y presentes,,, Quedémonos éstas últimas, agua siempre.
ResponderEliminarUn abrazo maestro.
Hermoso...
ResponderEliminarEn mi tierra es invariablemente lo mismo,
ResponderEliminarsiempre huele a sol y frío; A hiedras
secas y frescas que florecen con frío, calor y sigilo.
Noray, haces verso cada signo.
mi admiración!
Remar contracorriente hace fuerte, aunque no hay lugar para el feliz remanso: el que da el amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Profundo y excelente poema, maestro. Ese navegar a contracorriente es muy importante y te salvará seguramente de la mediocridad en la que todos estamos viviendo. Menos mal que todavía existe algún poeta como tú. Un fuerte abrazo.
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