Point of no return II, 2005 - HELMUT DITSCH
Solo en el océano nace la vida
y se ahogan los desamores,
que se van diluyendo con el paso del tiempo.
Solo en él habita la memoria de nuestro pasado,
que día a día cimentamos en nuestra piel.
Solo en el océano nos reencontramos
con nosotros mismos para crear el futuro.
Solo en él somos óvulo y esperma,
sal y luz, viento y agua.
Solo en el océano,
en su infinito silencio,
volvemos a renacer.
Que bello poema... Es para acurrucarse en él y dejar que el sueño haga su labor.
ResponderEliminarMuchos cariños!
Ese mar oceáno que esconde las gotas de nuestros recuerdos. Abrazos.
ResponderEliminarEstoy pensando que en el océano algún día se hará un descubrimiento importante sobre nuestro más remoto pasado...
ResponderEliminarEstoy solo en el océanos de mi vida...
Abrazos!
El mar, como la poesía, son los mejores regeneradores para el alma. Junto con la música y un abrazo estrecho.
ResponderEliminarCómo me gusta tu poesía, Noray...se mete bien dentro...
Es el océano el gran conocedor humano, o acaso, ¿no se formó por las lágrimas del hombre?
ResponderEliminarQuizá sólo en la inmensidad oceánica es posible "resucitar" como en un sueño desnudo y nuevo.
ResponderEliminarBello y esperanzador.
Un beso.
Sin el agua no es posible la vida. Agua y sal, y memoria de lo que fuimos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso. Bueno, nos vemos pronto en Z, donde recordaremos que fuiste el iniciador de esta afortunada serie de Encuentros que esperamos sigan por toda la geografía hispana. Un fuerte abrazo, amigo.,
ResponderEliminarEn el océano subyacen recuerdos suspendidos entre corales...
ResponderEliminarAbrazos,
Magnifico poema! En el oceano de la vida somos molecula y universo, somos unidad y multitud, materia y alma... Somos, en fin, la eternidad. Precioso poema. Un abrazo.
ResponderEliminarNoray,así es y así nació la vida en la tierra, muy hermosos tus versos, llenos de tu especial sensibilidad...un abrazo de azpeitia
ResponderEliminar¡Cuántos secretos guardará el océano de nuestra propia existencia!
ResponderEliminar¡Quién tuviera la clave para saber leerlos!
Espero que las olas, algún día, nos la deje sobre las arenas de la playa.
Yo siempre miro cuando estoy en ellas, pero tan sólo encuentro plásticos, papeles, colillas y cáscaras de las naranjas que se comieron sus visitantes. ¿Será esa la clave?
Un abrazo.
L’aigua del mar
ResponderEliminardissol enmig seu
les sals de les nostres vides
i la pols de la nostra mort,
i en un ball gairebé etern
ens porta entre onatges
sense cap mena de misericòrdia
fins la platja del nostre destí.
De vegades ben lluny.
D’altres tant a la vora
que sembla el mateix lloc,
si no ho és.
És aleshores,
quan amb la tendresa
d’una mare bregada
en mil lluites quotidianes
ens treu de les seves aigües
entre mossegades d’escuma
i ens diposita en una sorra molla
a recer d’altres aigües.
Allí naixem animals,
plantes,
roques
i en una migració desconcertant
fem un camí impossible
fins un lloc màgic
on se’ns acull com fills,
sense més destí que el nostre,
sense més temor que l’oblit,
sense més mot que la poesia,
sense més veu que la música,
sense més companyia que...