Adiós mi vida, 1998 - MARÍA AMARAL
Antes caminábamos
codo a codo,
nuestros ojos,
más de una vez,
nos sorprendieron
mirándonos.
Hoy todo es distinto,
estamos acostados
uno frente al otro,
separados por un muro
de recio hormigón.
Ya no se cruzan las miradas
y nuestras lívidas pupilas
no se enciende de rubor,
ya no caminamos juntos
ni compartimos silencios
y palabras de amor.
Quizás ya no viviremos
nunca más,
quizás ya estemos
para siempre muertos.
Antes caminábamos
codo a codo,
nuestros ojos,
más de una vez,
nos sorprendieron
mirándonos.
Hoy todo es distinto,
estamos acostados
uno frente al otro,
separados por un muro
de recio hormigón.
Ya no se cruzan las miradas
y nuestras lívidas pupilas
no se enciende de rubor,
ya no caminamos juntos
ni compartimos silencios
y palabras de amor.
Quizás ya no viviremos
nunca más,
quizás ya estemos
para siempre muertos.
Una expresión preciosa para siempre, aunque en tu poema tenga un significado triste.
ResponderEliminarSensaciones retomadas al leerte y sobre todo, una nueva enseñanza. Al final terminaré aprendiendo a escribir y a transmitir sentimientos a base de visitarte, amigo.
Un abrazo muy grande y cuídate. El verano bien, ¿no? Hasta pronto.
Quiero creer que es posible descubrir puntos de encuentro, quiero creer... Hermoso y desgarrador. Un saludo.
ResponderEliminarPara siempre...
ResponderEliminarsuena muy fuerte...
Algunas veces
ese andar a destiempo
sirve para volver a encontrarse
en una mirada...
ojalá que si
Un abrazo
Un poema muy fuerte, el tuyo, pero tan real que casi puedo palparlo. Excelente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha parecido muy intenso. Besos.
ResponderEliminarTremendas letras, me ha dejado el corazon destartalado.
ResponderEliminarNo hay soledad mas intensa que la de dos.
Te abrazo poeta, siempre.
MaLena.
Pd. admiro a Maria Amaral y sus colores a Buenos Aires. :)