“Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.”


JORGE LUIS BORGES

miércoles, 18 de junio de 2008

Nudo de muerte

Urdindo universos, 2000 - MARGARIDA CÊPEDA


En la penumbra
de los labios de la luna,
con el alma colmada de preguntas
y un arrullo de silencios
a flor de piel,
enamorado de tus suspiros
y del perfume a lilas y a violetas
de tu cuerpo desnudo,
dormido en la ternura de tus rompientes
y de tus dorados senos,
soñando con los rumores de tus fuentes,
de mis huracanes y tormentas,
de tus mares y auroras de terciopelo,
en medio de la bruma,
de la escarcha y del aguacero,
continúo deshilando este nudo de muerte.


10 comentarios:

  1. perpetuo descifrar de muerte a través del deseo

    siempre insatisfecho...


    la dulce condena



    un abrazo

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  2. Un nudo de muerte.
    Así es la vida.

    Un abrazo.

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  3. Qué hermosura! :)
    Tu poema, me llega como una nana... a pesar de la tormenta lo siento tranquilizador...
    Un beso!

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  4. Un final brillante para un poema exquisito!!!
    Un abrazo

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  5. Dia trás día me asombras.

    Te vuelvo a felicitar.

    Saludos.

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  6. Hola Noray:
    En estos versos donde hablas de nudos de muerte, yo veo por doquier el cuerpo del amor. ¿Por qué será?
    Un abrazo:
    Tadeo

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  7. Siempre el silencio... Ese que no satisface nuestra alma y que no desenreda ese nudo de muerte.

    bellisimo.

    Estuve unos días "desparecida". El ánimo me pedia silencio.

    Un abrazo

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  8. El amor nos aleja de la muerte, así que sé como Alejandro Magno, saca tu espada y corta sin miedo este terrible nudo gordiano.
    Tus descripciones a veces me erizan la piel y con la de este deseo, lo conseguiste.
    Un abrazo enorme.

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  9. A todos y todas

    Gracias por dejar tu huella en mi nudo de muerte.


    Un abrazo

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  10. De tus tres últimos poemas, sin duda me quedo con éste. Me ha encantado esa cadencia rápida de los versos para llegar a la muerte, como si fuera un presagio de la misma vida. Las imágenes muy buenas. He visto hasta a las Moiras en tu nudo final.

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Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.