Amanecer, 1976 - MARC CHAGALL
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Se dejó caer sobre el asfalto del amanecery quedó embrujado por el sueño.
Su lívida boca, callada para siempre,
exhalaba un tenue vaho con sabor a no.
Su pétrea mirada agolpaba a millones de seres,
que lucían en su cara el frío acerado de la muerte.
Su violáceo cuerpo temblaba,
destilando una brisa con olor a cementerio,
y los cuatro vientos besaron su adiós.
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Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.