El silencio habita en la noche,
donde se entrelazan los cuerpos
henchidos de palabras.
La noche es siempre un río lento
que discurre entre cañaverales de voces,
llenas de júbilo o ya desahuciadas,
camino del mar de los silencios.
donde se entrelazan los cuerpos
henchidos de palabras.
La noche es siempre un río lento
que discurre entre cañaverales de voces,
llenas de júbilo o ya desahuciadas,
camino del mar de los silencios.
Dentro del silencio se escucha el eco,
como el rumor del océano
en el corazón de una caracola
cuando llega la bajamar.
En el interior del silencio late,
sin cesar, la palabra viva
en espera de la pleamar.
Yo continúo buscando en el silencio
todas aquellas palabras y versos
que pienso o escribo a diario.
Necesito asirlo, fraguarlo,
moldearlo con las dos manos
y arrancarlo del corazón
para encontrar la libertad.