“Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.”


JORGE LUIS BORGES

lunes, 17 de mayo de 2010

Laberintos de piel y agua


Three studies for self-portrait, 1975 - FRANCIS BACON


Las venas se retuercen como serpientes 
que reptan sobre los árboles del océano
y con nervio estrangulan la savia
por la que mana sereno el silencio.

Los ojos, heridos en la penumbra
y quebrados ya por el tiempo,
acumulan todos los espejos rotos
en los que un día me vi reflejado.

Se asoma a la boca un verso ensangrentado
que corta mi último aliento como un frío escalpelo,
hasta dejarme postrado entre las aguas
flotando inánime a la deriva.          

El infierno arde en las pupilas
y el fuego emerge entre los laberintos de piel y agua,
por los que penetran los áspides
          haciendo crepitar mi memoria.      

11 comentarios:

  1. perfeta simbiosis entre la pintura y tus versos
    arde ,claro que sí
    y nos llevas también
    Felicitaciones!!

    besos

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  2. Uinss, que poema más "dramático". Y mi "heroe" Bancon...Rompe su rostro como Picasso lo hacía con sus modelos, pero sin ¡¡aristas¡¡...El cubismo de curvas jejje... Me encanta.

    Besotes

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  3. Es un laberinto de sentimientos, de sensaciones.
    Un abrazo.

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  4. Bonito poema, felicidades
    Un saludo

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  5. Escalofrió me da este poema.
    Sentimientos encontrados.
    Besos Noray

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  6. Todo laberinto tiene su salida. Seguro que sí.

    Duro el poema, eh?

    Un Abrazo.

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  7. Una lírica colosal desenterrando fantasmas abstractos, deseos soterrados, en perfecto ritmo. Un gran placer leerte. Un abrazo

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  8. Este poema pone la piel de gallina, amigo Noray,
    y si es el fuego del infierno el que debe arder en las pupilas, mejor que emerja entre las olas para extinguirlo.

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  9. ¡Qué bien escrito!
    Un placer releerlo y saborearlo.
    Tiene tu pluma un aliento que, a veces, congela en el ámbar la lectura.

    Besos.
    Laura

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  10. En el silencio
    del océano,
    laberintos de
    piel y agua.

    Me gustó mucho

    Un gran abrazo

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Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.