
La escalera, 1980 - EDUARDO NARANJO
La aurora languidece de soledad,
mientras el sexo de mis pupilas
se hunde sigilosamente
en la cresta de tu pecho desnudo.
Busco una palabra viva,
un simple silencio dormido
que germine en el envés
de este sueño perpetuo,
para recorrer la piel de tu vientre
con el flujo de esta colada,
que explosiona en mi razón
al escuchar en la distancia
la melodía del último tango.