
L'eglise D'Auvers sur Oise, 1890 - VINCENT VAN GOGH
Estos versos no pretenden ser
la piedra de bóveda de la constelación
que cada día se enciende en la memoria.
Estos versos se alumbran en el alféizar
de la razón y cruzan el pretil de la piel,
penetrando cada muro del cuerpo.
Estos versos son el rosetón de la vidriera,
el arbotante de cada estrofa sostenida
por gárgolas que tocan vanas trompetas.
Estos versos son el parteluz del pórtico
desde el cada noche se puede contemplar
la cúpula de este firmamento de palabras.
Estos versos son los contrafuertes
y los estribos
de cada poema
escrito
sobre cimientos de ceniza.