
Negra lidia
de doble cuerno,
embelesada
por las luces
del tirano,
rebélate
contra el sangriento
aguijón asesino.
Negra lidia,
negro toro
de obsidiana
destinado a ser sudario
del rojo albero,
clava tu asta nacarada
en el tórrido aire
de la plaza,
porque a ti,
toro negro,
te han vedado
eternamente
ser el adalid
del triunfo.