
The Embrace, 1917 - EGON SCHIELE
Aleluya, aleluya.
Me basta escuchar tu voz en el silencio de la noche
para cruzar la Nueva Jerusalén de tu cuerpo ausente.
Ebrio de púrpura y sangre,
atravesaré el vasto desierto que guardo en mi memoria
para llegar a las puertas de tu vida y de tu muerte.
Permíteme enjugar los versos de esta noche
en la herida abierta de tu carne.
Déjame ser la aguja que ensarte las estrellas de mi olvido
en el infinito deseo de tu ausencia.
Aleluya.