
Ecos de silencios resuenan entre las sombras
de un lejano recuerdo bordado en el infinito.
Un leve suspiro abrazado a la arcilla de los sueños,
me deja en esta orilla aferrado a tu gozo,
a la fuente de la que brota tu nombre
para regar el jardín de corimbos azules,
que nacen cada madrugada
en el laberinto de eterna fantasía
que se ha convertido la existencia.
Ecos de silencios reaparecen siempre
entre los acordes del interludio de esta sinfonía,
entre los acordes del interludio de esta sinfonía,
que se va desmoronando lentamente
en el epílogo cotidiano de mi olvido.