
Es domingo, atardeciendo.
Miro tras el cristal de mi ventana
y no veo nada.
Todo es un gran puzzle
a medio hacer y sin futuro.
Hay demasiadas piezas
y muy poca paciencia,
escasas soluciones
y demasiado hastío.
Es domingo, atardeciendo.
El aire empuja las nubes suavemente,
desplegando en silencio el color de la noche.
Allá, a lo lejos, veo otra ventana oscura
y detrás, en la penumbra,
a otro ser humano pasando las últimas horas del día,
saciado de rutina, de rabia contenida
y de profundo silencio.
Hay demasiadas piezas
y muy poca paciencia,
escasas soluciones
y demasiado hastío.
Es domingo, atardeciendo.
El aire empuja las nubes suavemente,
desplegando en silencio el color de la noche.
Allá, a lo lejos, veo otra ventana oscura
y detrás, en la penumbra,
a otro ser humano pasando las últimas horas del día,
saciado de rutina, de rabia contenida
y de profundo silencio.