
Aletheia 4, 2005 - ILMA LATERZA CODAS
Esta madrugada se desnuda
ante las infinitas estrellas
y se alumbran los cuerpos en la arena,
arrullados por las llamas encarnadas
de las purificadoras hogueras.
Nos adentramos en la noche del verano
entre batallas de flores y mágicos rituales,
deseando que agonice el silencio
y se encienda el faro de la palabra
que nos guíe en el nuevo día.
Es noche de fiesta
hasta que llegue el crepúsculo,
es tiempo de soñar la vida en una mirada
mientras el océano nos unge
con la luz de la luna nueva.