
El Eco, 1999 – PÉREZ CELIS
Se quiebran en la madrugada
los silencios de acero
y se alza el humo,
de mil plegarias vacías
en los ídolos de barro
y en la profundidad del océano.
Sólo busco palabras
que se forjan cada noche
en las huellas de tu fuego,
y corren por mis venas
como flores de pecados
y racimos de blasfemias.
Me miro en el silencio
de este húmedo desierto,
cubierto de nieve perpetua,
y sólo encuentro el túnel
donde crecen las raíces
de tu vientre desnudo.
Y de nuevo,
se estremece mi alma,
me inmolo en tu sangre,
encallo en el mar de tus sueños,
el silencio se hace escarcha
y enmudece el eco.