
... y yo,
tan frágil,
fui tronco,
fui cielo.
MÍA
Hoy he sentido el peso del océano
recorriendo mi cuerpo,
con las luces y las sombras,
con el silencio florecido
en cada una de las estrellas
y en las tiernas espinas
de las rosas de abril.
Hoy ha renacido la mariposa
que ya fue crisálida
y planea en la fresca brisa
de la lánguida mañana,
con un sudario de espumas,
creciendo en la neblina
del viento del sur.
Hoy arden las olas
y en las llamas de cristal
se queman los verbos,
los adjetivos y los adverbios,
los nombres y los pronombres,
y en las ascuas del inmenso océano,
sobre una columna de humo,
sólo estás tú.