
Tengo una palabra
enredada en la garganta,
un sustantivo,
mujer, hombre,
amor, amante,
tierra, madre,
fuego y agua,
mar y aire.
Quizás sea un adjetivo,
rojo, azul,
verde, limpio,
grande, libre,
blanco, radiante,
o tal vez un pronombre
para no nombrarte.
Tengo una palabra
enredada en la garganta,
una palabra aguda
en mi úvula de cristal,
una palabra grave
que se deshace
en el torrente de la sangre,
una palabra esdrújula
como la luciérnaga
que uso para alumbrarte.
Tengo una palabra
enredada en mi garganta,
que se desangra
en lexemas y morfemas,
en vocales y consonantes,
para desaparecer entera
por los desagües del silencio
en los sumideros del aire.
Tengo una palabra
enredada en la garganta,
y encima de ella
siempre acecha una tilde,
como puñal florecido,
que incrusta en mi cerebro
el punto final.