Adagio, 1903 - NÉSTOR MARTÍN-FERNÁNDEZ DE LA TORRE
Anochece y me acerco a tu lecho,
deslizándome entre las sombras
cegado por la luz de tus senos
y por la fuente de tu deseo.
Reposo en tus pupilas
y buceo en el océano de tus manos
mientras transito tu piel desnuda
con la huella de mis labios.
Ardo en la cavidad de tu cuerpo
y se incendia mi cuerpo sin rubor
al abrasarme entre tus suspiros
cuando se aproxima la aurora.
Siempre es un privilegio leerte poeta..
ResponderEliminarSaludos fraternos
Un abrazo
Que tengas un buen fin de semana
Vengo de lo de Nacho de noche admirada por sus metáforas y me llego aquí admirada con las tuyas.
ResponderEliminarQué belleza leer tan lindo poema, amigo poeta.
Te dejo un beso de fin de semana.
STEKI.
Envidiablemente suave!!
ResponderEliminarMAGAH
Pocas cosas reconfortan más nuestra piel, como las huellas de unos labios. Romántico poema, amigo mío. Es un placer venir a verte, venir a leerte. Espero que el verano vaya genial. Un abrazo enorme y me voy a dormir con una sonrisa. Hasta pronto.
ResponderEliminarQuerido Noray:
ResponderEliminarHe leído estos versos con el pudor de quien tiene delante una hermosa escena de amor y con la certeza de esa suerte.
Bellos versos. Un abrazo:
Tadeo
Como de costumbre... ¡a tus pies! porque "reposar en sus pupilas" ya es bastante.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Noray.
Sensuales versos que hacen suspirar en la aurora que desata sensaciones como fuegos artificiales. Saludos.
ResponderEliminarMi lago y mis cisnes y tu figura entre tules
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