“Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.”


JORGE LUIS BORGES

viernes, 7 de noviembre de 2008

La forja del olvido

Spiaggia, 2006 - ANTONIO TAMBURRO 

Un beso incendiado a la deriva 
solo es fragua de la melancolía. 
 Si el deseo muere helado 
entre la nieve del océano 
es que el amor se ha fundido  
en la forja del olvido.

13 comentarios:

  1. El amor se funde en tus poemas noray...

    saludos fraternos

    ResponderEliminar
  2. No es cierto,amor perece

    cuando no amanecen

    los versos cual pétalos

    sin que amor les cante

    Lo tuyo se hace eterno

    y huele a mar y mar de besos

    Besos

    ResponderEliminar
  3. Un beso de mil matices formas y colores y sabores por cierto magnífico!

    ResponderEliminar
  4. Que nunca muera el amor... y que jamas dejes de deleitarme con estos dulces versos... no mueren en mi ... quedan en mi alma y en mi corazón!!! Gracias cielo!!! Pasa un bello fin de semana!!!

    ResponderEliminar
  5. te leo y te abrazo.

    y te abrazo..

    y te abrazo.

    ResponderEliminar
  6. un beso incendiado a la deriva, sensaciones encontradas y ambiguas que tienen un encanto especial como el que sólo tu le imprimes a la spalabras
    besotes

    ResponderEliminar
  7. cuánta poesía en tan pocas palabras, Noray, abrazo tu alma

    ResponderEliminar
  8. Tu poesía es bálsamo, Noray.

    Y tu palabra afectuosa, sanadora.

    Todo sigue mal, pero como bien sabes, resisto.

    Abrazos,

    ResponderEliminar
  9. Sin deseo no hay nada. Ni amor ni vida.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Amor y pasión. Dos caras de una misma moneda. El uno no vivir sin la otra, lo cual viene a resumir lo voluble que es este bello sentimiento que es capaz de alzarnos hacia el cielo o hundirnos en el infierno.
    Espero que tú estés bien arriba.
    Un abrazo y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  11. A todas y a todos

    En nuestro yunque
    yo forjo cada noche
    mi propio olvido

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Inexorablemente, dos somos infinitamente más que uno.